Según ha publicado The New York Times en uno de sus últimos informes, en Silicon Valley está cambiando la forma en que los restaurantes ofrecen sus servicios. El elevado precio de los alquileres de locales junto a las necesidades específicas de sus clientes han propiciado que muchos hosteleros cambien su modelo de negocio.
Ahora cierran sus comedores, y centran sus servicios en el reparto a domicilio. Los usuarios hacen sus pedidos a través de una aplicación móvil, y esperan a que llegue su comida a la puerta de su casa. De este modo, prescinden al máximo de su personal y se adaptan a las necesidades de los clientes que viven en esta zona tan particular.
La industria tecnológica ha inflado el precio de los alquileres y, además, las grandes empresas como Facebook o Google cuentan con un amplísimo servicio de cocineros y de personal en sus comedores. Por ello, poco a poco la pequeña industria hostelera de Silicon Valley ha ido perdiendo clientela.
Pero, como siempre, es en situaciones de crisis cuando el ingenio se agudiza, y se ha desarrollado un nuevo concepto que va más allá del reparto a domicilio tradicional. Se trata de un servicio de proveedores exclusivos que preparan comida de calidad de forma personalizada para sus clientes.
Se abre, por tanto, un nuevo escaparate para el marketing, que tendrá que demostrar la calidad de su producto y su servicio de forma remota. Por lo visto, el Soylent, el alimento del futuro que tanto promete según los amantes de la practicidad, todavía está muy lejos de alcanzar o sustituir a los platos caseros, a las hamburguesas o al sushi. Sin embargo, vemos cómo la tecnología avanza y modifica nuestro ritmo de vida, transformando nuestras costumbres y brindándonos un sinfín de posibilidades.